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¿Pero que espécimen animal es éste? ¿Existe de verdad este sañudo “monstruo”? ¿Qué aberración de la naturaleza se esconde en la espesura de las montañas?. Quienes han visto los restos del “Salvaje”, (si, porque le han matado, y muchas veces),  concuerdan en que se trata de un oso. El plantígrado aludido no es más que el oso frontino, el animal más grande de los bosques andinos y el único oso que existe en América del Sur.

De la civilización nos llega el mito

Oso Frontino o de Anteojos. Imagen cortesía de: www.osopedia.com

Los ingleses, los norteamericanos, los habitantes de algunos países europeos y otros rincones del mundo como Australia, China, Japón o el Tibet, cuentan historias sobre hombres salvajes de dos metros o más, semejantes a monos. Son seres generalmente asociados a la maldad y han recibido nombres como Pie grande, El Yeti,  El Abominable hombre de las nieves, entre otros. Estos seres han provocado siempre un miedo inmemorial e incluso estas greñudas bestias han pasado a formar parte de la cultura pop, siendo representados en historietas y películas.

 

 Precisamente de España, que nos es tan familiar (le debemos nada menos que el idioma, generador de la cultura), nos llegó una historia de un ser salvaje, al que se calificó con el mote de “hombre salvaje”. Le describen las antiguas leyendas como un ser que camina en dos patas, muy peludo, ágil y de gran fuerza, una especie de sátiro que rapta seres humanos para tener trato sexual con ellos. ¿Alguna similitud con “nuestro salvaje”?.

 

Prueba inequívoca de que esta historia fue traída por los españoles es que en su crónica de 1632, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España,  Bernal Díaz del Castillo relata que para festejar la tregua de Aigües Mortes entre España y Francia en 1538, se escenificó en la plaza mayor de México, por un lado una ciudadela europea con caballeros y navíos y por el otro un frondoso bosque con árboles y animales verdaderos y entre la espesura de esa arboleda había personificados también velludos hombres salvajes con garrotes y arcos y flechas como representantes de la incivilidad.

Pie Grande en Estados Unidos,  Yowie en Australia, Yeti en El Himalaya, y otros nombres de seres de dudosa existencia plagan la mitología de muchos países.

 

¿Como fue que se relacionó al oso frontino con este ser maléfico descrito en cientos de leyendas?. Aun cuando las pruebas de la existencia del salvaje son meramente circunstanciales, puede afirmarse que son sólo especulaciones, una invención del hombre civilizado para explicar su lado bestial, manifestación, expresa el antropólogo y sociólogo mexicano Roger Bartra, producto del colonialismo: “el hombre salvaje es un mito esencialmente occidental”.

 

Y aunque la criptozoología se ha atrevido a aventurar diciendo que se trata de eslabones perdidos, los estudios a las pruebas aportadas, los restos encontrados  de hombres salvajes (nunca se ha capturado alguna de estas “cosas”), han demostrado que son de osos o monos, por lo tanto no tienen ningún valor científico. Pero para las mentes que creen en tales seres que no son más que representaciones simbólicas, una expresión del folklore, pero los consideran algo real y tangible, el oso era el sospechoso ideal por descarte y por similitudes: se para en dos patas (aunque solo lo hace para alcanzar alimentos), es peludo, fuerte, ágil y emite gruñidos.

 

La creencia en antiguas leyendas heredadas de los españoles principalmente es la culpable que se haya batido hasta el borde de la extinción a una especie inofensiva e inocente como lo es el oso frontino.

 Sospechosos habituales

Mitos que matan

 

En los estados andinos existen una diversidad de leyendas originales o con variantes en torno al oso frontino, así como mitos que tienen un fundamento cultural. Por ejemplo, en muchas zonas rurales del estado Lara, especialmente las ubicadas en el pie de monte andino, consideran que el pene del oso es afrodisíaco. Se utilizan también otras partes del cuerpo como la sangre, grasa y huesos con fines mágico-curativos. Se cree que los niños bañados con agua donde se han hervido previamente los huesos, les proporcionará una fuerza descomunal y les hará inmune a las enfermedades.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunado a estas creencias, se acusa al oso de ser depredadores del ganado, por lo cual es cazado impunemente. Cueros y garras, son exhibidos como prueba de la cacería en las viviendas de cazadores furtivos, conservados como trofeos para demostrar su hombría y haber aniquilado a un animal salvaje. Igualmente la destrucción de su hábitat natural, la tala y la quema de los bosques para ganar espacios para la siembra, atenta negativamente contra el oso frontino.

 Cada disparo es un empujón más hacia la extinción.

Imagen cortesía de: www.storify.com

Consideran los ecologistas que “a largo plazo, la principal amenaza para las poblaciones de osos frontinos será la destrucción y fragmentación de su hábitat natural”, pero en la actualidad es la cacería furtiva la causa fundamental de la reducción de los osos. El hábitat en deterioro continuo limita la presencia del oso frontino a áreas remotas, donde igualmente se encuentra expuesto a ser cazado y sin posibilidades de que las autoridades puedan prestarle ayuda. Se le mata por su carne, se le acusa de destructor de cultivos y depredador de ganado, para utilizar sus órganos para curar enfermedades reumáticas y la más antigua de las creencias: el oso es un animal muy peligroso, un “Salvaje” que rapta a las mujeres.

 Cazadores furtivos, principales enemigos

Para los cazadores furtivos matar un oso es una hazaña

Imagen cortesía de: www.storify.com

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negro con sus anteojitos

ese es el ojo frontino

Tiene un problema que raya en peligro de extinción …

Frontino, el enmascarado, tiene condena de muerte

sale solo por las noches a probar que es inocente

lo acusan de robar vacas, gallinas y hasta mujeres

solo por unas mentiras lo perderemos por siempre..."

Simón Díaz

Escucha este podcast sobre el Oso Frontino en Venezuela

Extracto de la canción de Simón Díaz:

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