Las islas artificiales Palmera, son una maravilla de la ingeniería que desafían a la naturaleza en la costa de Dubai, sin embargo, amenazan con producir una debacle ambiental.

 

Márquez (2012) afirma que millones de toneladas de arena y de roca sólida se virtieron en el mar sepultando corales vivos y muchos animales en la zona. La alarma fue disparada tras la aparición de miles de peces muertos en el litoral del Emirato de Sharjah, uno de los siete que integran los Emiratos Arabes Unidos. Los trabajos de construcción en la isla artificial en Deira (un barrio de Dubai) son la razón principal de la muerte de los peces.

 

La autora expresa que desde antes que arrancara este reto inmobiliario ha sido objeto de polémica y de críticas por parte de organizaciones de defensa del Medio Ambiente, temerosas de que la presencia en el mar de este gigante artificial desate una tragedia ecológica en toda la zona.

 

Y así ha pasado. El trabajo de construcción de la Palmera está creando estragos. La vida marina ha desaparecido, las corrientes se han alterado y las playas están erosionadas, y el fondo del mar circundante varios kilómetros alrededor se ha convertido en un desierto acuático sin vida cubierto con una capa gruesa de lodo.

 

Los arrecifes de coral y las ostras han sido enterrados bajo millones de toneladas de arena y de rocas. Las tortugas y el pescado ya son escasos. Dubai es, como afirma Sheridan (2009) “el desastre ecológico más lujoso del mundo”. Alarmante.